Burbujas de un mundo imperfecto,
rendido al sopor del mediodía,
que anuncia el camino al destierro,
y reniega de la más sabia alegría,
sorteando vastos incendios,
de honorable electa avaricia,
quemando en ellos excesos,
que permitimos la gran mayoría,
se muestran al sol más tierno,
cuando retira el fuego y respira,
a la hora de los cuentos de hadas,
como brotes verdes de vida.
...y es que tengo un ala rota,
que coagula mis palabras,
y espesa mis ideas y traspasa
la camilla de rayos escarlata,
que sueldan la fractura con segundos
chisporroteando impaciencia,
sobre plumas empapadas,
de lamentos que naufragan,
en el mar del infortunio,
y sueño que volamos,
de la mano al paraíso,
luego vuelvo a la cocina,
juego con las niñas,
plancho las camisas,
te beso en la herida,
como si fuera mía.
-Qué me ofrecerías a cambio de dos horas de mi sueño?
-Podría bajarte desde el pueblo a tu trabajo en completo silencio.
-Y qué ganaría con ello?
-Mira, le diría a la luna que hiciera de farol y alumbrara tu camino, te haría pasar de lejos por poblados, como pequeños incendios controlados sobre las faldas de sombras enmascaradas, le mirarías a los ojos de fuego de terribles criaturas agazapadas por las cunetas, te llenaría los pulmones con las música del campo en madrugada, sentirías el milagro de estar vivo mientras la mayoría duerme, te liberaría del peso de muchos prejuicios y de algún que otro miedo, confundirías el frescor en tus mejillas calando hasta empapar tu alma con la más simple y absoluta libertad vivida... y por un breve instante, te engranaría la cadena de la bici en paralelo a la gran elipse del universo, para que sientas cada pedaleo cómo ayuda a que giren las estrellas, mantengan su equilibrio los planetas y pueda nacer el sol en su justo momento.
-Vale, no está mal, ... pero luego cómo subo?
-Con tu más preciado don. Tu esfuerzo.
-Trato hecho.
Si a los 25 años dejaras de envejecer, pero a la vez se activara en tu interior un reloj biológico, como una cuenta atrás que te indicara el tiempo que te queda de vida, y este tiempo lo tuvieras que recuperar trabajando, cobrando tu salario en horas, minutos, los mismos que utilizaras en comprar alimentos, ropa, o pagar el billete del autobús, viviendo al límite, traficando en el mercado negro si perdieras el trabajo o cayendo fulminado al agotar tu último segundo, mientras por otra parte, los guardianes del tiempo viven ostentosamente protegidos, acaparando siglos y milenios ocultos en cajas de seguridad, regalando miserables migajas con las que seguir teniendo a una pequeña parte de la población sometida según sus egoístas necesidades, … me dirías que te estoy hablando de una película de ciencia ficción, …
...pero si cambias el tiempo por dinero, ¿no resultaría ser la manipulación más auténticamente encubierta que padece nuestra “afortunada” sociedad del bienestar?
Mañana cuando te despiertes y abras los ojos hazte esta pregunta... ¿cuánto tiempo me queda?.
