viernes, 26 de febrero de 2010
Hola Maestro
Hola Maestro, ¿cuánto tiempo sin vernos?,¿ha estado ocupado?.
Nosotros por aquí, como siempre,algo ajetreados.
¿Cómo? ¿Que le cuente algo?. Pero si poco todo ha cambiado.
Ah! ¿me pregunta por esos templos?. Sí, en su memoria fueron alzados.
Hechos con mucha mano de obra y un poco de credo. Si, razón tiene, algo grandes han quedado,
pero sabe… muy bien decorados .¿Le gustan esas figuras a su imagen? Son de bello marmol
y oro tallado.Las hizo el mejor artesano que hallamos.
Sí, bueno, las pagamos entre todos, acaudalados y necesitados.
¿Que cómo hablamos a los no creyentes?
Ah no!, ahora ya no son maltratados.
Los convertimos con la palabra, sí, la escrita por uno que dijo conocer a otro que estuvo a su lado.
No, maestro, a las mujeres no les permitimos ser ordenadas, creímos lo más adecuado.
Pero, eso sí, hacemos votos de castidad, …Ah! pero... ¿que usted jamás lo había predicado?
Bueno... acertado creímos dedicarse en cuerpo y alma al Bienamado.
Sí, cierto y triste es…que algunos con menores se propasaron,
¿si fueron encarcelados?Mire maestro, no hallamos tan grave delito para ser juzgados.
Pero debe usted saber que sobre el aborto mostramos todo nuestro enfado.
Defendiendo la vida en cualquier lado.
No claro, no sabemos de mujeres a las que preguntar por su estado.
No maestro, tampoco poseemos la experiencia de habernos sentido embarazados.
Ni como una mujer, nunca hemos llorado.
¿Cómo? ¿Los que mueren de hambre, enfermedad, y miseria?
Sí, claro, la vida pierden, pero quedan algo alejados.
¿Si quedan hombres y mujeres buenos?
Claro que sí maestro, deben haberlos, aunque algo apartados.
Por favor maestro, diga algo, no se quede callado.
Por favor maestro, alce su rostro, no siga llorando.
Vuelva maestro, entre en su casa, no nos abandone sin habernos perdonado.
En mal día renací por querer ver mi legado.
De todo lo que os dí,
qué poco ha calado.
Más, entonces no advertí,
tal vez, mejor permanecer callado.
miércoles, 24 de febrero de 2010
Dos florecillas
Dos florecillas crecen en mi huerto,
de vivos colores llenan mi vida,
de tiernos aromas, mi anochecida,
bañadas de sol, secadas al viento.
Dos florecillas juegan en mi huerto,
una es hermosa, sincera y honesta,
la otra, más terca, preciosa y dispuesta,
en su dulce candor, sueño despierto.
Tallos mecidos en tierra llovida,
arada en amor de suaves suspiros,
mandan saludos al azul del cielo.
Ingrata es la vida y agradecida,
cuanto más las cuido, quiero y admiro,
por su frescura más me desvelo.
.
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Decía el maestro Buda Gautama en sus cuatro nobles verdades, que el apego a lo que nos rodea es una de las fuentes de dolor y sufrimiento, por lo que inevitablememte cuanto más queremos una cosa, más padecemos la posibilidad de perderla. Esta teoría me es válida y la practico en la mayoría de las cosas y situaciones que puedo y me encuentro a diario, pero ...hay otras, que evidentemente, no podemos dejar de sentir amor y apego por ellas.
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Decía el maestro Buda Gautama en sus cuatro nobles verdades, que el apego a lo que nos rodea es una de las fuentes de dolor y sufrimiento, por lo que inevitablememte cuanto más queremos una cosa, más padecemos la posibilidad de perderla. Esta teoría me es válida y la practico en la mayoría de las cosas y situaciones que puedo y me encuentro a diario, pero ...hay otras, que evidentemente, no podemos dejar de sentir amor y apego por ellas.
Luego, siempre merecerá la pena gozar y sufrir por ellas.
lunes, 22 de febrero de 2010
Versos que son suspiros.
(Al Gringo están a punto de fusilarlo contra un muro, mientras Harriet le grita a los revolucionarios mexicanos que lo suelten).
El Gringo: No puede comprenderme a mí ni a nada. Es su guerra, su país, tanto si usted y yo la aprobamos como si no. Me he comportado vilmente. Pobre capitán. Él sólo pretendía demostrarnos su valor ante la muerte y que podía morir de manera admirable. Resulta casi divertido pensar que no podía ocurrirme a mí, porque yo no estaba preparado. Pero, ¿sabe? Ha valido la pena... sólo por verla a usted. ¡Ha estado magnífica! Su apasionado interés por salvarme la vida ha sido... profundamente halagador. Estoy profundamente conmovido.
Harriet: ¡Es usted intolerable!
El Gringo: Toléreme. Toléreme, por favor. Se lo suplico. Ha pasado mucho tiempo desde que alguien lo intentó. Antes, las mujeres suspiraban. Hinchaban el pecho... ¡Qué hermosas eran! Yo pensé que siempre estarían ahí... suspirando en mi bigote. Venerando mis miradas. Esperando un gesto mío. Pero todas se han ido. No han esperado. Supongo que no llegué a inspirar suficiente amor... a ninguna de ellas.
Harriet: ¿Qué era?
El Gringo: ¿Qué era el qué?
Harriet: ¿Qué hacía para que suspirasen? Yo nunca he suspirado por un hombre.
El Gringo: Verá, cuando... sólo era un chiquillo, soñaba que haría cosas que cambiarían el mundo. Y una noche, cuando tenía unos 16 años le prometí a una muchacha que haría algo grandioso. Algo tan grande... que le resultaría imposible no amarme. Y que después de eso, volvería en busca de ella. “Bien, ¿y qué piensas hacer exactamente?” Escribiré el poema más hermoso que nadie haya escrito jamás. Un poema que haga que la gente llore de felicidad... y que ame con desesperación. Y que entiendan cuál es el significado de su existencia en la tierra. “Oh, no, no puedes escribir un poema así. Nadie puede”. Y yo le dije: “Tú espera”. “¿Durante cuánto tiempo?”, contestó. Y como yo era un chiquillo y cada hora me parecía llena de posibilidades ilimitadas le dije que por poco tiempo. (Pausa) He escrito durante 50 años. He escrito cada día de mi vida sin excepción. He escrito y he escrito. Durante largas noches de insomnio. En países extranjeros. En salas de prensa llenas de enemigos. He escrito mientras mi juventud se desvanecía. Y mientras el amor me traicionaba.
Hace muchos años que olvidé su cara. El color exacto de sus ojos, la precisa línea de su boca. Pero hoy, con la espalda contra aquel muro la he visto a usted. Y he sabido que usted era ella. Y que el único lugar en que podría haber escrito aquel poema habría sido entre sus brazos... Dios mío... cómo deseo besarla...
(La besa)
Eso es lo que hacía. Acaba usted de suspirar.
Diálogo extraído del libro de Carlos Fuentes, “Gringo Viejo”.
Partimos a lugares remotos en busca de la felicidad y solo, tras fracasar en su búsqueda, nos damos cuanta que la teníamos muy cerca, junto a nosotros.
Hay respuestas que no se obtienen de los libros, ni de los consejos de seres queridos. Solo aparecen tras haber probado, sufrido y descartado el resto de las posibles opciones.
Ello nos condena a repetir perpetuamente los mismos errores.
El Gringo: No puede comprenderme a mí ni a nada. Es su guerra, su país, tanto si usted y yo la aprobamos como si no. Me he comportado vilmente. Pobre capitán. Él sólo pretendía demostrarnos su valor ante la muerte y que podía morir de manera admirable. Resulta casi divertido pensar que no podía ocurrirme a mí, porque yo no estaba preparado. Pero, ¿sabe? Ha valido la pena... sólo por verla a usted. ¡Ha estado magnífica! Su apasionado interés por salvarme la vida ha sido... profundamente halagador. Estoy profundamente conmovido.
Harriet: ¡Es usted intolerable!
El Gringo: Toléreme. Toléreme, por favor. Se lo suplico. Ha pasado mucho tiempo desde que alguien lo intentó. Antes, las mujeres suspiraban. Hinchaban el pecho... ¡Qué hermosas eran! Yo pensé que siempre estarían ahí... suspirando en mi bigote. Venerando mis miradas. Esperando un gesto mío. Pero todas se han ido. No han esperado. Supongo que no llegué a inspirar suficiente amor... a ninguna de ellas.
Harriet: ¿Qué era?
El Gringo: ¿Qué era el qué?
Harriet: ¿Qué hacía para que suspirasen? Yo nunca he suspirado por un hombre.
El Gringo: Verá, cuando... sólo era un chiquillo, soñaba que haría cosas que cambiarían el mundo. Y una noche, cuando tenía unos 16 años le prometí a una muchacha que haría algo grandioso. Algo tan grande... que le resultaría imposible no amarme. Y que después de eso, volvería en busca de ella. “Bien, ¿y qué piensas hacer exactamente?” Escribiré el poema más hermoso que nadie haya escrito jamás. Un poema que haga que la gente llore de felicidad... y que ame con desesperación. Y que entiendan cuál es el significado de su existencia en la tierra. “Oh, no, no puedes escribir un poema así. Nadie puede”. Y yo le dije: “Tú espera”. “¿Durante cuánto tiempo?”, contestó. Y como yo era un chiquillo y cada hora me parecía llena de posibilidades ilimitadas le dije que por poco tiempo. (Pausa) He escrito durante 50 años. He escrito cada día de mi vida sin excepción. He escrito y he escrito. Durante largas noches de insomnio. En países extranjeros. En salas de prensa llenas de enemigos. He escrito mientras mi juventud se desvanecía. Y mientras el amor me traicionaba.
Hace muchos años que olvidé su cara. El color exacto de sus ojos, la precisa línea de su boca. Pero hoy, con la espalda contra aquel muro la he visto a usted. Y he sabido que usted era ella. Y que el único lugar en que podría haber escrito aquel poema habría sido entre sus brazos... Dios mío... cómo deseo besarla...
(La besa)
Eso es lo que hacía. Acaba usted de suspirar.
Diálogo extraído del libro de Carlos Fuentes, “Gringo Viejo”.
Partimos a lugares remotos en busca de la felicidad y solo, tras fracasar en su búsqueda, nos damos cuanta que la teníamos muy cerca, junto a nosotros.
Hay respuestas que no se obtienen de los libros, ni de los consejos de seres queridos. Solo aparecen tras haber probado, sufrido y descartado el resto de las posibles opciones.
Ello nos condena a repetir perpetuamente los mismos errores.
Piel quemada
Piel quemada.
.
.Hierro maldito que marca el destino,
de tierras de hambre y miseria, enfermas,
sembradas con sales de guerras yermas,
dios del buen reparto, aquí no intervino.
Almas quemadas de labios salinos,
huesos de plata flotando de miedo,
unos gritando ¡tierra!, con el dedo,
los otros llorando, en fondos marinos.
Te pregunto a ti, Diosa de la vida,
de cumbres nevadas, verdes praderas,
desiertos de fuego y mares eternos,
Mira mis ojos y dime atrevida:
más amas a quien te llega en patera,
o al que sin querer, del útero materno?.
Uno de los inconvenientes que me encuentro al no usar ciertos prefijos, es la necesitad de plantearme constantemente cosas que parecen simples y obvias, con el esfuerzo que supone a veces el darle la vuelta a unos trajes guardados impolutos, perfectamente planchados y almidonados en el ropero de nuestra cómoda y próspera sociedad.
Tal vez yo mismo sea …un inmigrante más.
Gota dulce en mar salada
Gota de agua dulce en mar salada.
Nazco en cumbres de temblorosos cielos,
Caigo, y por suaves brisas soy mecida,
Cunas de hierba y tierra humedecida,
Acolchan mi camino entre riachuelos.
Juego en salvaje torrente de hielos,
Por helechos y musgos protegida,
Espejeando azules amanecidas,
Feliz, libre de culpas y recelos.
Diques que acallan mi jovial dulzura,
mezcolanzas con cauces malheridos,
Silenciosas, bajamos cual manada.
Dónde quedó mi fulgor, mi frescura?
Cuándo cambié mis sueños perseguidos?
Soy como gota dulce en mar salada.
Cómo perdemos ese frescor original y primitivo?
En qué momento de la vida?
Supongo que es un proceso tan lento y progresivo que no lo percibimos.
Nos mezclamos con todo tipo de influencias externas, unas provechosas, otras, no son más que losas que metemos en nuestra mochila de viaje.
Hace tiempo prendí hogueras con la leña resultante de cortarle el prefijo a algunas palabras como…
“PRE-ocupado” Te preocupas de cosas que no han pasado y tal vez no pasen, por lo que pierdes un tiempo precioso para vivir el presente.
“PRE-juicios” Impide juzgar con claridad situaciones de la vida, dando por buenas, valoraciones de terceras personas, sin pararte a analizarlas por ti mismo.
“PRE-visto” Perder la capacidad de asombro. Por supuesto, eliminando cualquier tipo de sorpresa, ya sea buena o mala.
“PRE-cavido” Emplear tiempo en evitar abundantes y horripilantes peligros que se supone nos acechan a la vuelta de cada esquina.
Las cenizas resultantes, las esparcí un día de verano que paseaba en bicicleta por toda la Sierra de Irta.
De golpe, me vi remontado cuatro presas río arriba, encontrando aguas para nadar, más puras y cristalinas.
Nazco en cumbres de temblorosos cielos,
Caigo, y por suaves brisas soy mecida,
Cunas de hierba y tierra humedecida,
Acolchan mi camino entre riachuelos.
Juego en salvaje torrente de hielos,
Por helechos y musgos protegida,
Espejeando azules amanecidas,
Feliz, libre de culpas y recelos.
Diques que acallan mi jovial dulzura,
mezcolanzas con cauces malheridos,
Silenciosas, bajamos cual manada.
Dónde quedó mi fulgor, mi frescura?
Cuándo cambié mis sueños perseguidos?
Soy como gota dulce en mar salada.
Cómo perdemos ese frescor original y primitivo?
En qué momento de la vida?
Supongo que es un proceso tan lento y progresivo que no lo percibimos.
Nos mezclamos con todo tipo de influencias externas, unas provechosas, otras, no son más que losas que metemos en nuestra mochila de viaje.
Hace tiempo prendí hogueras con la leña resultante de cortarle el prefijo a algunas palabras como…
“PRE-ocupado” Te preocupas de cosas que no han pasado y tal vez no pasen, por lo que pierdes un tiempo precioso para vivir el presente.
“PRE-juicios” Impide juzgar con claridad situaciones de la vida, dando por buenas, valoraciones de terceras personas, sin pararte a analizarlas por ti mismo.
“PRE-visto” Perder la capacidad de asombro. Por supuesto, eliminando cualquier tipo de sorpresa, ya sea buena o mala.
“PRE-cavido” Emplear tiempo en evitar abundantes y horripilantes peligros que se supone nos acechan a la vuelta de cada esquina.
Las cenizas resultantes, las esparcí un día de verano que paseaba en bicicleta por toda la Sierra de Irta.
De golpe, me vi remontado cuatro presas río arriba, encontrando aguas para nadar, más puras y cristalinas.
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