Me cobijó en su casa un aventurero,
De ilusiones y retos variados,
Que realizaba con tesón y poco dinero.
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Vivía en una casita de madera,
Rodeada de vacas, flores y helechos,
Junto a un viejo camino primitivo,
Que a Santiago discurría derecho.
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Su secreto mejor guardado,
Un manantial que del suelo brotaba,
Oculto de castaños, abedules y carvallos.
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De sus puras aguas bebían sus retos,
Espejo de fresca mirada, sonrisa sincera,
Riachuelo humilde de alegres palabras,
Que saciaba su sed de libertad entera.
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pregunté por su nombre, su origen, su belleza,
mas sólo lo pronunciaba de noche, a las estrellas,
cuando en soledad soñaba con ella, con Teresa.
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Existen personas con el don de amar, permitir, esperar, sufrir y por fin abrazar palabras que únicamente pueden ser destiladas en absoluta libertad tras aventuras que nos inspiran respeto, constancia, valentía, sencillez y humildad.
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Felicidades a los dos por permitiros ser lo que sois.