martes, 30 de noviembre de 2010

Un pedazo de historia

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Subo a tus curvas carentes de tiempo,
toco tus nubes de aurora de infancias,
permeables al sol y a miles fragancias,
resbalan sonrisas por tu piel de acero.
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Galopas las olas de prados inmensos,
pastando las sombras de pinos y acacias,
abriendo mis poros, sudados de sendas,
partiendo pedruscos de fieros descensos.
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Saludas a niños, damas y ancianos, a tu paso,
recoges sus guiños, señales y gracias,
muestras al poderoso, sus muchas carencias,
y al que feliz te monta, su renacer, acaso.
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Liberas cautivos de carburos y cadenas,
templas los rostros de almas reacias,
a que un pedazo tan simple de Historia,
irradie felicidad y haga olvidar tus penas.
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jueves, 25 de noviembre de 2010

Espirales de felicidad.

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A veces trazo espirales para llegar donde quiero,
tomo mis piernas, mochila, sombrero y sentidos,
los lleno de viento, hierba mojada y senderos perdidos,
de montes cercanos, playas de plata y soles de enero.
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Nada busco, nada les pido, nada de ellos espero,
airearme de vida tan solo, tendido de un hilo,
al pairo de un mundo que late y gira conmigo,
enorme, redondo, sabio, remoto, verdadero.
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Sabiduría que intuyo a mi lado, mas no desvelo,
silencios brutales rotos tan solo por mi pensamiento,
lunas de versos que trepan con trajes de novia vestidas,
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Brisas azules, lamen mi oído teñidas de cielo:
-Di a tus amigos, muestra a tu amada, mi sutil aliento,
pues solo tu felicidad será plena, si es compartida-.
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La línea recta es rapidez, eficacia, economía, precisión, fiabiliadad, perfección, velocidad, predicción, medición, comparación...
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La línea espiral es... otra historia.





martes, 16 de noviembre de 2010

Vigilando el Castillo.







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Destapé mi asombro, en tupido bosque de frescor,
tomé sus laderas de miel, latí con fuerza mi corazón,
crucé traviesos riachuelos, recién paridos sin dolor,
su musgo suavizó mi piel, estriada de asfalto y hormigón.
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Rasgué quietudes de masías dejadas y saciadas de sol,
otrora repletas de tiempo, trabajo y tesón,
alegres familias entre penurias y esfuerzos sin rencor,
felices huertos de vida, ahora, yerbajos sin perdón.
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Susurraban mis llantas a la senda de tierra y olor,
a umbríos recodos, dejados del hombre y de dios,
a peñas sin nombre, testigos de la creación,
a quebradas profundas, de misterio y horror:
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-Permite de nuevo el galope, de este mi humilde señor,
que con respeto viene a este tu alejado rincón,
de soledad cubierto y de espinas sin amor,
a dejarte silencio, paz y sudor y aprender completa tu lección,
para llevarla consigo, allá en la plana del mar menor,
y admirar tu salvaje abandono, tu rebelde decisión,
de evitar los mordiscos ordenados de la civilización.-
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martes, 9 de noviembre de 2010

La letra pequeña.

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Un amigo me comentaba que hoy en día la mayoría de cosas y actos que nos envuelven llevan consigo adosados una letra pequeña.
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La letra pequeña de los alimentos envasados,
la letra pequeña de los grandes descuentos,
la letra pequeña de los contratos,
la letra pequeña de los impuestos,
la de los medicamentos,
la letra pequeña del bien asegurado,
la letra pequeña de a una boda ser invitado,
la de la mujer que enviuda en un pequeño pueblo,
la de los recién casados,
la letra pequeña de las promesas,
la de los años sin amor pasados,
la letra pequeña de los televisores,
la de los jefes de Estado.
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¿Hubo un tiempo en el que no existió la letra pequeña de las cosas?
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Las cosas debieron ser justamente lo que parecían, grandes, feas, peligrosas, tiernas, pequeñas, misteriosas, hermosas, delicadas, inalcanzables, ... y todas ellas llevaban letras grandes colgadas de su panza que las identificaban.
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Cada vez cuesta más trabajo encontrar y rodearse de cosas sin letra pequeña.
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Tal vez...
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... un anhelado abrazo que funde dos polos con tibieza,
la sonrisa de un niño sujeto a su merienda,
la ola de la mar que de lejos llega y se queda,
una limpia mirada que evapora impurezas,
un aljibe de campo y agua de lluvia fresca,
una lengua que besa y relame asperezas,
un minuto de silencio sin palabras groseras,
una lluvia de plata que el granito martillea,
un asta de luna que ensarta estrellas quietas,
un lecho de amor y delicadezas.
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jueves, 4 de noviembre de 2010

Tengo 3 minutos.




De tres minutos dispongo, para contarle a la humanidad,
que tengo 40 años y comparto mi vida, por mi propia voluntad,
con una dama a la que quiero, cuido, y respeto a la par,
que un día me regaló dos florecillas que perfuman mi despertar.
Afortunado soy, pues nací en lugar de paz, buen clima y mejor sanidad,
creciendo por campos de hierba y tierra, pensando sólo en jugar,
hasta que el sol en su declive me mandaba a casa para estudiar,
cayendo en mi cama rendido, soñando con mañana despertar.
Observo mi entorno cercano y mediano... y respiro felicidad,
pero a veces me da por subir cumbres y otear más allá,
y veo a lo lejos personas que boquean lamentos y lloran de verdad,
niños que les da por adelgazar, enfermar y abandonar,
a unas madres yermas de esperanza y lágrimas por derramar.
Otros maman miseria, penurias, barbarie y calamidad,
educados en el odio, sin conocimientos ni posibilidad,
huyen de su aldea, sin saber bien a dónde van,
alcanzando tierras de promesas, orden y mezquindad,
pues los mismos que explotan su pobreza, les acusan de robar,
el trabajo de sus hijos, de sus nietos y el pan sin hornear.
Brillantes naciones democráticas como ejemplo a exportar,
derribando dictaduras que molestan y no dan nada a ganar,
dirigentes electos por el pueblo, expertos en vociferar,
palabras de escayola, endurecidas por la falsedad,
marionetas manejadas desde arriba, desde áticos con mueble-bar,
atrapados por las mismas sogas que necesitaron para trepar,
olvidando los sabios preceptos que todos deberíamos recordar,
enseñados por contados maestros que nos quisieron alumbrar,
el rumbo de nuestro navío, si con él, no queremos naufragar.
¿No los recuerdas? piensa un poco antes de cabecear,
circulan por las web, en viejos libros, en premiados por la paz,
¿para qué tanta abundancia, progreso y bienestar,
si sólo unos pocos elegidos lo podemos disfrutar,
mirando al suelo, taponando los oídos a los llandos de ultramar?
Y digo yo, que no me gustan los dirigentes esclavos de la sociedad,
que muchos votos no otorgan la sabiduría para gobernar,
que sólo me ofrecen dos o tres colores grises cuando voy a votar,
y me dicen que me alegre de poder hacerlo en libertad,
y que calle cuatro años y cambie mis montañas por un centro comercial,
que no piense demadiado ni aspire a mi plena felicidad,
que me conforme con un buen trozo, el otro se lo quedarán,
para enviar galletas a campamentos y cohetes al espacio sideral.
No me gusta que me inculquen la obligación de triunfar,
adquiriendo aparatos y colores de ojos que no tenga nadie más,
pues tener, para mí, no es comprar, ni tampoco acaparar,
tener es gozar cada momento, por los valles, de la brisa, con la luz solar,
por eso soy más rico que los que abren cuentas en las Caimán,
mientras disfruto, poseo desiertos, playas, sendas, lagos y las olas del mar,
sin recelos, ni avaricias, ni temores, pues nadie me los ha de robar,
y cuando ya no las necesito, las respeto y las arreglo para los demás,
pues cierto es que estoy de paso y nadie hemos de perdurar.
Pese a todo les prometo ser feliz y esforzarme en mejorar,
aunque a veces necesito que el silencio me susurre su verdad,
ah! se me olvidaba, termina mi tiempo y no me iba a presentar,
mi nombre es David y me hice poeta de barrio, de una pequeña ciudad.