...el mar ocupaba los cielos,
olas terribles se batían en duelo,
vertiendo gotas inertes,
abandonadas al azar de un viento,
que invertía su gravedad,
a cambio de bajarlas con placer y cuidado,
sobre una tierra de brazos podados,
manchada de casas sin tejados,
cosida con hebras de asfalto,
y sobre una rosa que callada latía,
abriendo sus pétalos aún plastificados,
a la vida que poco a poco empapaba,
antiguos aromas, entre sombras olvidados,
sonidos puros, por prisas soterrados,
suaves colores, por la lluvia atemperados,
esfuerzo libre que moldea sin hacer daño,
y mi corazón de barro, se deshacía,
mis ojos turbios, dos pozos de alegría,
mis ojos turbios, dos pozos de alegría,
por pedirme tan sólo, que fuera a su lado.
En muy pocas ocasiones los sueños se hacen realidad. Esta fue una de ellas.
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