Es en ese mágico instante,
cuando la diosa se baña en espuma,
mientras media humanidad duerme,
y se muestra un segundo desnuda,
recogiendo en su cesto de melocotón,
terciopelos de nubes de algodón,
esparcidos por la arena muda,
veo nadar hacia ella,
una señora vestida de seda,
que con zapatos, orgullosa bracea,
bolso en mano, salpicando fiesta,
dejando a su nado dos huellas,
una ola de sabiduría y ciencia,
otra de miseria, dolor y vergüenza,
fatigada se adentra,
cuando la diosa se baña en espuma,
mientras media humanidad duerme,
y se muestra un segundo desnuda,
recogiendo en su cesto de melocotón,
terciopelos de nubes de algodón,
esparcidos por la arena muda,
veo nadar hacia ella,
una señora vestida de seda,
que con zapatos, orgullosa bracea,
bolso en mano, salpicando fiesta,
dejando a su nado dos huellas,
una ola de sabiduría y ciencia,
otra de miseria, dolor y vergüenza,
fatigada se adentra,
sin callar su verborrea,
sin oír que la playa la llama,
no podrás volver,
no te quedarán fuerzas.
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