jueves, 27 de septiembre de 2012

Un día dejas de contar estrellas...




...y sientes la llamada del subsuelo,
tirando con fuerza de tus huesos,
reclamando las sales minerales,
que tomaste prestadas de la tierra,
con la alquimia de tus padres,
y el mayor de los misterios,
moldearon promesa en carne,
con un hatillo parco en tiempo,
una pizca de conocimiento,
por larga senda de tropiezos,
y alguna posibilidad de que aprendas,

que la partida no tenía normas,
y solo veías de perfil, el universo,
que el lugar más privilegiado,
es allá donde se posa un beso,
que la ira, las guerras, los excesos,
nunca merecieron la pena,
que las palabras yerran en su intento,
de acercarse a sus maestros,
y solo el silencio de los libros,
ofrece en nuestros tiempos,
respiro, duda, cobijo,
frente a la certeza de los medios.

y ahora que posees el sereno brío,
de negarte a salir a escena,
y has pactado con dioses y mecenas,
dejarlos en paz, si ellos te dejan tranquilo,
y con esfuerzo capitanéas,
la cáscara de nuez de tu destino,
orgullosa de ser engullida,
por el gran océano del olvido,
sin haber dejado huella,
mas gozosa de haber latido,
sin oponer resistencia,
sin preguntas, ni miedos, ni querellas,
todo lo que has aprendido,
todas tus experiencias,
no serán más que piedras,
con las que tropezarán tus hijos.




lunes, 17 de septiembre de 2012

El boca a boca de un verso.


¿Habéis conocido alguna vez a alguna persona que, como quien resucita a un muerto, se dedica a insuflar aire directo en los pulmones de aplastados versos, los redondea, los va levantando con sumo cuidado, los colorea,  y con su cariño los eleva hasta pintar con ellos un arco iris en el cielo?... ¿no? pues pasaros por su blog...

http://beatrizsalas10.blogspot.com.es/


...y veréis qué regalazo me ha hecho.




martes, 11 de septiembre de 2012

QUEEN MOTHER OF THE WESTERN SKIES.



QUEEN MOTHER OF THE WESTERN SKIES.

‘O! You bad little thing!’ said the woman, smiling at her baby granddaughter. ‘Are you laughing for any reason?’ As the baby continued to laugh, the woman felt a deep wish rising in her heart.
‘Even if I could live for ever’, she said to the baby, ‘I still don’t know which way I would teach you. I was once so free and innocent. I too laughed for no reason.
‘But later I threw away my foolish innocence to protect myself. And then I taught my daughter, your mother, how to throw away her innocence so she would not be hurt either.
‘Was this kind of thinking wrong? If I now recognize evil in other people, is it not because I have become evil too?
The baby laughed, listening to her grandmother’s sad words.
‘O! O! You say you are laughing because you have already lived for ever, over and over again?
You say you are Syi Wang Mu, Queen Mother of the Western Skies, now come back to give me the answer! Good, good, I am listening...
‘Thank you, little Queen. Then you must teach my daughter this same lesson. How to lose your innocence but not your hope. How to laugh for ever’.


Fragmento extraído del libro The Joy Luck Club, by Amy Tan.



Encontré esta pequeña y maravillosa coincidencia en la página de uno de los libros que poco a poco van mejorando mi inglés, como si de una radiografía se tratara de mis actuales y contradictorios sentimientos de esperanza atenuada, alegría contenida, libertad que atemoriza, referidos a la mayor de mis hijas, que en apenas doce suspiros, está dejando de ser una niña para convertirse en flor que reclama su libertad bien merecida, de sobra ganada con años de responsabilidad, respeto y cariño ...y pide ya sentir en su rostro la misteriosa brisa que sopla la vida, el calor directo de un sol que coloree sus mejillas sin la atenta y paternal sombra que se lo impida.


¿Realmente merecemos que nos muestren a todas horas casos de depravación, ira, locura, crueldad que nos hacen sospechar incluso del vecino?

¿No sería igual de injusto, ver cada día en las noticias los premiados de la lotería, como si fuera la cosa más habitual que nos puede suceder mañana mismo?

¿Qué cereal puede crecer sembrando miedo?


¿A quién le interesa que las buenas personas desaparezcan?


¿Dónde van a parar todos los pétalos caídos?


¿Puede la ilusión crecer en casas de persianas bajadas?


¿Cuando comenzaron a quebrarnos la sonrisa?


¿Quién escribió esperanza en mi corazón, con medias tintas?





No tengo respuestas, como mi madre tampoco las tenía.