Sin miedo a vivir.
Un buen día naces sin tu permiso,
y creces en umbríos patios diminutos,
sitiados muros con cristales rotos,
protegen de asaltos tu paraíso.
Preciosa cárcel forrada en diamantes,
con piscina, squash y pista de pádel,
sumisas flores de oferta, esconden,
frías y enhiestas forjas apresantes.
Cuando aún no razonas, solo zozobras,
tupidos y hoscos cristianos mantos,
cubren y ahogan tus más íntimos llantos,
blandiendo de lejos placeres y obras.
Tristes corazas para lluvia y viento,
danzan tus huesos al son de la moda,
suaves esencias a selva expoliada,
amordazan hostiles pensamientos.
Grasientas caretas, líneas precisas,
por simientes y aceites ungidas,
para saludar las mañanas, impedidas,
incapaces de pintarte sonrisas.
Patrias fronteras lava-conciencias,
defienden lujosos TV programas
basura, untados de ajenos dramas,
que sugieren ...calla y danos las gracias!
pero un buen día…
Salté la verja, otra vida me acogía,
de espliego, tierra y viento perfumada,
sobre amarillentos campos de sol.
Como una brizna, que la brisa mecía,
ora duermo en alcoba estrellada,
ora sigo el camino del girasol.
La noche, misteriosa me ofrecía,
por llegar sano, junto a mis amadas,
de la luna suspendido su farol.
Mi mochila, de lamentos vacía,
de belleza y sorpresas llenada,
brinda chupitos de rutas sin alcohol.
Dueño de mi vida, la que renacía,
oye a mi alma, en lluvia empapada,
-Quiero vivir hasta perder el control.
Mientras escribía, tenía de fondo la canción de los Secretos. La edad, me hizo retocarle una palabra y resultó que le estaba dando sentido a mi vida.
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