jueves, 28 de octubre de 2010

A 500 metros de casa.

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A 500 metros de mi cama,
amanezco en lago clorado,
remojo mi sueño, mi desgana,
abrazado al esqueleto empapado,
de una noche ya sin aliento
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200 braza me anudan tendones,
persiguiendo líneas azules y onduladas,
alegres burbujas cosquillean
mi alma tendida cual colada,
al cálido viento de patios y terrazas.
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800 libres de volar mi mente,
sobre vigas, chapas y ventanas,
logrando a la par, milagrosamente,
tener mis pies bajo las aguas,
y pasear por cumbres nevadas.
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200 de espaldas a miradas,
de sirenas que flotan y no cantan,
caballeros sin armaduras ni amada,
esperando sereno, con mi tabla,
ser el primer surfista de piscina,
en trepar a la cresta del alba.
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Nadar, a mi aire, por libre, sin prisas, sin medallas, sin mucha técnica, sin amigos.
En silencio, dejando volar la mente entre largo y largo.
Las obligaciones arrinconaron mis horarios hasta unas horas en que la noche todavía es dueña de la ciudad.
Es duro, sacrificado, costoso, pero... a cambio la recompensa que obtuve cuando lo probé...amanecer subido sobre un nuevo día, tras mil metros de meditación y esfuerzo, finalizados con una ducha caliente y transportado por una ola de placer y bienestar que me empujaba tierra adentro, más allá del mediodía.
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Una vez leí que... cualquier cosa buena y beneficiosa para la persona, siempre requiere de un esfuerzo obtenerla.
¿El tiempo libre? Para mí es aquel bien tan preciado como escaso que decidimos emplear, o no, en mejorarnos como personas.
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La foto está sacada de aquí.

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