Enero rompe su espuma pagana,
pateando a su paso las latas vacías,
lanzando a lo lejos la hipocresía,
que oculta diciembre bajo la falda.
Penden los sueños nonatos de rabia,
como dulces brevas abandonadas,
a un invierno que muerde escarlata,
dejando vientres enjutos de sabia.
Frío esperpento de la manada,
comedia de un fuego balbuceante,
que ahora apaga, ahora enciende,
los frutos tardíos de las rebajas.
Deseos fingidos que no sacian,
humos que dicen, no contaminan,
promesas untadas de vaselina,
como ostias sagradas de la democracia.
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