mis estrellas de noche tiritan de frío,
mientras las tuyas caldean el cielo,
mi calor, recuerdos en posos de vino,
el tuyo, de dulce hogar a caramelo,
mi estómago anda siempre vacío,
el tuyo, halla en dietas su consuelo,
mi ángel salió buscando un estío,
no soportó a mi lado más aguaceros,
mis puños, contra una tierra baldía,
no evitaron reptara por el suelo,
y me visitara de niña, mientras dormía,
el más atroz e infame de los duelos,
con la inocencia rota, sólo ansío,
mi corazón lata sin anhelos,
no duela tanto, el aire que respiro,
me protejan las espinas de mi cuerpo,
y aunque vivimos a sólo dos esquinas,
y te veo ofrecer ramos de sonetos,
y aprendiste a distancia mi dialecto,
¿cómo quieres que entienda yo, tu poesía?
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