jueves, 16 de agosto de 2012

Haciendo cola.






y allí me encuentro haciendo cola,
frente a un mirador de silencio,
refrigerado con mil metros,
de penumbras y aire fresco,
como luciérnagas atraídas,
por la altura y la promesa
de sentir en la mejilla,
el sabor astral de un beso,
el paso de la noche a la caricia,
antes de que reine el fuego,
y poder mirar un instante,
sin sofisticados medios,
recuperando aquel sentido,
sepultado por la ciencia,
y la tierra de los siglos,
que se asombra del misterio,
de la fuerza de su giro,
de su enorme crecimiento,
y nos regala el justo tiempo,
de especular con nuestras prisas,
ocultarnos tras los miedos,
o darnos cuenta en un suspiro,
del valor de nuestros celos,
que la mañana corre aprisa,
que la vida se desliza,
como agua entre los dedos.




3 comentarios:

  1. Precios. Jo no ho haguera expresat millor (ni de bon tros...)

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  2. No me extraña que sean sagrados en muchos sitios los lugares altos donde se puede ver salir de las entrañas del o mar o de la tierra ese grande y tozudo bicho amarillo.

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  3. En el interior de este poema hay una gran paz, más allá de los versos, hay una sabiduría que no se resigna, es una comprensión de todo desde adentro.
    http://enfugayremolino.blogspot.com.ar/

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