Aquí te dejo mi alma, descoyuntada,
de sentirme a la vez querido y preso,
por extrañas sirenas del progreso,
que danzan canciones inacabadas.
de sentirme a la vez querido y preso,
por extrañas sirenas del progreso,
que danzan canciones inacabadas.
Probé sanarla con tiritas dela Prada,
ungüentos de cava y polvos de Marte,
viajar con el sonido, en primera clase,
yacer en balnearios de agua salada.
Un tiempo leí poemas y textos sabios,
desayuné una cumbre cada mañana,
quebré mis huesos por las montañas,
cosidos los tengo de oro y titanio.
En gravedad cero, mi mente flotaba,
alabando la ciencia y todas sus metas,
negocié con el cielo, por tener mi cometa,
y distraerme del barro que pisaba.
Adormecido con vasos de tinto vino,
y polvos blancos de oscuras esquinas,
cenando en bahías, peces sin espinas,
lanzaba mis dudas en lujosos casinos.
Aquí devuelvo un alma ya de cenizas,
que no sirvió para mantener fuegos,
ni para alzar grises monumentos,
en honor del confort y las prisas,
ni para alzar grises monumentos,
en honor del confort y las prisas,
no soportó ningún mandamiento,
abandonó la mesa donde brindaban,
no supo mantener las miradas,
de los nacidos con su halo muerto.
La justicia, la riqueza,
la cultura, la ciencia, la paz,
el progreso, el bienestar,
sólo para unos pocos,
pierden toda humanidad,
y pasan a ser... más despojos.
la cultura, la ciencia, la paz,
el progreso, el bienestar,
sólo para unos pocos,
pierden toda humanidad,
y pasan a ser... más despojos.