Un día, me acostumbraré a llenar,
mis pulmones de azahar,
camino del trabajo,
a pedalear con suavidad,
el callado despertar,
de millones de naranjos.
Un día, dejaré de apreciar,
la belleza que jurará,
haberme visto muerto.
mis pulmones de azahar,
camino del trabajo,
a pedalear con suavidad,
el callado despertar,
de millones de naranjos.
Un día, dejaré de apreciar,
la belleza que jurará,
haberme visto muerto.
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