miércoles, 3 de abril de 2013

Emboscada.




Fui llevado por el viento,
perseguido por mi calma,
ignorante del peligro,
de salir solo de casa.

Emboscado por almendros,
que amenazan con sus ramas,
sólo llevo, yo les digo,
cosas que no pesan nada.

El sabor de muchos besos,
el aroma de la playa,
el sonido de los trinos,
el rubor de la mañana.

Los tambores de mi pecho,
como de Semana Santa,
refrescados en rocío,
que sobró de la velada,

De repente me hacen preso,
sin decir media palabra,
yo les muestro mis permisos,
de alegría y esperanza.

No se fían de mis gestos,
necesitan ver mi alma,
caigo al suelo confundido,
me disparan flores blancas.









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