-¿En qué piensas?
-Estaba mirando esos cuadros de la pared, es como si tuvieran vida propia, como si su luz me contara historias de cada una de sus casas, de la orientación de sus ventanas, de cómo envejecen sus tejas, de la posición de sus antenas, de los remiendos contra el agua, de lo poco que las miman pese a lo mucho que las quieren,... y un poco también, de cómo son sus gentes.
-¿No te tomas la cerveza?
No entiendo cómo os dejan tomar cerveza dentro de esa celda... habéis probado alguna vez serrar ese barrote... o, simplemente, comprobar si pasa la cabeza... dicen que si pasa la cabeza también pasa el resto del cuerpo... pero yo no me lo creo.
ResponderEliminar¿Ni siquiera os dejan tener una vela?
¿Queréis que os tire desde fuera algo por la ventana?
Parece que no tiene cristales.
¿Habéis pasado mucho frío este invierno?
Es una celda de clausura voluntaria, donde por una escasa moneda de tiempo, te puedes sacudir la nieve del invierno, tomar asiendo en sus recios bancos junto a fuego, esperar en silencio que te sirva el mesonero, mientras se caldean tus huesos y la primera cerveza deja fluir por tu boca aquellos pensamientos secuestrados por la rutina semanal del verbo, mientras decides si esa luz que entra por el ventanuco podría convertirse en lienzo.
ResponderEliminarEl año que viene, lo podrás comprobar por ti mismo, si vienes como dices descalzo.
Un abrazo.
Un museo que respira y una estación germinal de brotes de novela. Buena perspectiva para un escritor.
ResponderEliminarhttp://enfugayremolino.blogspot.com/