lunes, 27 de junio de 2011

Irta.







Allá donde la mar en su intento,
de tomar la costa indefensa,
armada de sal y de viento,
fracasa y se rompe deshecha.

Allá donde las olas lejanas,
rinden su salitre al romero,
a los pinos que blanden sus ramas,
en solitarias calas de espliego.

Allá donde susurra la paz,
recuerdos de luchas a hierro,
en torres de piedra sin piedad,
ni cristiana ni de sarracenos.

Allá donde verde y azul,
pugnan por un trozo de cielo,
por un fotón indeciso de luz,
por un palmo del sendero.






jueves, 23 de junio de 2011

Aritmética aplicada

Si le restas a la vida,
lo que inviertes en no perderla,
en evitar te roben lo que llevas,
en adivinar sus mentiras,
en cuidar de aquello que te rodea,
en proteger tus perlas más bellas,
y defender a capa y espada,
tus ideas más queridas,
en persuadir a los distintos,
cambien su modo de vida,
en desear lo que no necesitas,
y querer ir más aprisa,
escupiendo tu mala fortuna,
en boletos de lotería,
cuando a veces, voluntariamente,
permites que se desangren tus venas,
al delta común de las perezas,
al bazar de los pensamientos prestados,
al maldito baile de las risas de tiza,
que sobre alfombras tejidas de pena,
ahogan los llantos de hermanos de tierra.


Dime entonces, ¿cuánta de élla te queda,
y cuánta das por perdida?

miércoles, 15 de junio de 2011

Días de reparaciones


- ¿Qué te ha dicho el mecánico?
- Dice que tengo el cambio algo desviado, el freno muy tenso y la amortiguación gastada.
- Nada que un buen taller no pueda solucionar, ¿no?
- Supongo que sí, pero da rabia no poder hacer lo que a uno le apetece.
- Bueno, es normal, piensa que llevamos muchos kilómetros bajo las ruedas y sabes... más de la mitad, los hemos vivido juntos.
- Si, lo sé, y espero compartir el resto de lo que nos quede... ¿Qué harías si un día me quedara sin cadena?
-Continuar a tu lado, como siempre ... sabes, conozco gente que viaja sin élla, sólo con dos ruedas y sus piernas, y cruzan montañas, duermen junto a lagos, persiguen enormes playas y sueñan con magos que hacen crecer bellas princesas que duermen en casa...



- ¿Estás de guasa?... anda dame un abrazo.




viernes, 10 de junio de 2011

Me desacostumbré







No recuerdo el precioso momento en el que comprendí que ciertas aves para volar no necesitaban mover sus alas, ni el instante en el que entendí la música alegre del riachuelo al que permiten descender sin trabas, ni supe el modo de escriturar la sensación de caminar la umbría que cubre un pedazo de senda tendida al sol del mediodía, como también desconozco el día que alcé la vista del suelo y todas las cumbres que suponía muros en mi horizonte me hablaron como amigas, prometiendo seguir firmes, hermosas y agrestes sin motivo, más allá de mi efímera existencia.





Creo que todo sucedió un mismo día,
aquel que dejé de darle patadas a un trozo de cuero,
y decidí ayudar a crecer a mis hijas,
cerré el televisor y encendí los libros,
comencé a avanzar sin hacer apenas ruido,
al lado de gente que hablaba con los ojos, sin emitir sonidos,
que poco a poco se convirtieron en mis amigos,
el día que me prometí jamás volver a estar aburrido,
que me volví a preguntar lo que otros por mí ya habían respondido,
y supe también que antes del amor se siente el hambre y el cuerpo herido,
y me asombré del simple pétalo que sostiene el rocío,
del olor a tierra mojada, como cuando era un niño,
del rumor de las olas besando al fin su blanco destino,
y todo esto pasó aquel mismo día,
el que me desacostumbré a estar vivo.

sábado, 4 de junio de 2011

Corsario de barrio


Vive en mi barrio un pirata sin fama,
sin parche ni garfio ni sabido nombre,
que vertió su alma envejecida en roble,
en la cálida copa de una bella dama.

Cambió su destino libre e indomable,
de rendir cuentas al furioso viento,
de ser protagonista de los cuentos,
por un trabajo honrado y estable.

Corsario curtido en mil tempestades,
se asoma a la borda de su ventana,
siente la brisa que la luna le manda,
como lejanas caricias tropicales,

De noche a sus hijos les cuenta en la cama,
acerca de duelos y de cicatrices,
navíos en llamas y ballenas felices,
que a la deriva flotan del alba.

Los viernes calza botines y espada,
y sigue los cantos de dulces sirenas,
que de abajo llegan, de la taberna,
donde otros marinos beben cervezas,
y hablan de asaltos a barcos fantasmas,
monstruos que atacan con varias cabezas,
y ocultan tesoros allá en los confines,
entre bosques de algas y alegres delfines,
perdidos por sendas de agua salada.

Y fuma un poco del polvo de estrellas,
que ayuda a soñar y no le mata,
feliz regresa a su hogar, el bucanero,
por doblar con amigos el Cabo de Gata,
y yacer a la vez en la playa más bella.