domingo, 18 de noviembre de 2012

Quién te controla?






… por eso con nubes bajas, la alimento,
y jarabe de lluvia que resbala en mi cara,
alegres pisadas chapoteando el silencio,
de olores tan frescos como la madrugada,






y no le permito que opine del tiempo,
sin atravesar conmigo la propia borrasca,
y le tengo prohibido tener miedo,
a que se ablande un poco su dura coraza.








martes, 13 de noviembre de 2012

Posesiones, dominios, imperios.



¿Te conformas con un piso, 
de 200 metros, garaje y trastero, 
piscina compartida 

que se oxida en invierno, 

en zona privilegiada con vistas 

a columpios y vallas de setos?








Mis dominios van mucho más lejos,
allá donde me llevan mis piernas,
traspasan bloques de hormigón y cemento,
a lomos de versos y pensamientos,
que disfruto y poseo por un momento,
los envuelvo en papel recuerdo,
y los guardo en un lugar secreto,
que no admite tasas ni impuestos,
metales preciosos u ofertas,
y será allí desde donde algún día negocie,
con la implacable agencia de viajes,
poder llevarme mis riquezas,
alegando no tener peso.





... y volví a sentir latir un sólo corazón,
sobre un complicado imperio,
permití saliera mi emoción,
y refrescara su cautiverio.













viernes, 9 de noviembre de 2012

Lágrimas de resina.




Se limpió el barro que lo formaba,
y protegido por un manto de ignorancia,
olvidó estar solo de visita,
culpó al cielo y sus escribas,
de llevar colgando un ojo de venganza,
y una llave en el bolsillo,
que con apertura a distancia,
le mantenía las fuerzas intactas,
de terminar con las migajas,
separar la carne de las bestias,
especular con la materia,
dar un último trago de soberbia,
imponer con firmeza sus creencias,
cultivadas con el grano de los medios,
el vaivén de las modas,
y agua desalada de la ciencia.

-No habrá suficiente amor para todos-,
-no importaba-, le decían,
lo buscarían en lejanas galaxias,
lo extraerían de las entrañas,
que luego llenarían con despojos,
de sus propias batallas.

Nadie le pudo advertir,
pues había olvidado ya a sus muertos,
y lo que hablaban frente al fuego,
cuando los pastos eran cuidados,
por poetas con rebaños,
que vadeaban furiosos ríos,
por el deshielo de cometas,
desayunaban tazones de rocío,
con las manos color de tierra,
y el alma limpia de vicios.
una almohada de hierba,
una manta de estrellas,
trabajo duro, duro ejercicio,
bastaba para cambiar de luna,
del modo más propicio.

Se tarareaba en las escuelas,
la canción del mínimo esfuerzo,
del progreso si es con beneficio,
que la vida antigua se termina,
la llevaban a un precipicio,
donde se despeñan los sueños,
donde lo sencillo se aniquila,
y se pagan altos precios,
por las medallas autocondecidas,
por olvidar a los ancestros,
padecer felicidades fingidas,
por olvidar los bosques más bellos,
llorar sus lágrimas de resina.









jueves, 1 de noviembre de 2012

Mañana festiva.



En el día de todos los Santos,
he puesto mi alma entre hierros,
la he paseado por la fresca mañana,
caminito del cementerio,
y me he entretenido entre viejas colinas,
almendros, ermitas y olivos,
todas amadas por mis ancestros,
todas me preguntaban bajito,
¿por qué te tropiezas hoy con los muertos,
como tantos españolitos?









que yo los recuerdo en mayo,
o el día que los necesito,
como aquel día en la casa del río,
mis hijas poniendo la mesa,
y tomaron mis ojos sin previo aviso,
descendió sobre mí, su gozo y su pena,
por haber dejado el mundo de los vivos,
antes de poder besar las flores,
más bellas que jamás habían visto,
dejándome unas lágrimas tan dulces,
que brotaron como agua del grifo,
temblando de amor, me besaron la frente,
se fueron de nuevo, tal como habían venido.