martes, 29 de mayo de 2012

Milagrosa experiencia.


Me gusta ir en bicicleta, andar oculto entre bosques, descender en patinete veredas, como quien en seco surfea, hasta dejarme frenar por la arena blanca de cualquier playa desierta. Pero la actividad que más me place realizar con diferencia, siempre con permiso de mis músculos y de mis piernas, es trotar los montes, conectar remotas sendas. Suelo hacerlo al amanecer, cuando el sol a mis pies se avasalla y despierta, posibilitando que por un breve instante mi sombra, en parte de mi alma se convierta y se entregue al romero y a pequeñas palmas de las cunetas, como quien restriega y purga de la ciudad, todas sus impurezas, dejando en su piel un perfume a intensa naturaleza.






Alcanzar ese mágico momento, donde el corazón toma las riendas, del cerrado circuito que rítmicamente encadena, pulmones, tendones, neuronas y venas, enviando la sangre donde se la necesita, dejando volar la mente con sus ideas, a cambio de una estela de sudor y desnudas huellas, sobre piedras que antaño mis antepasados pisaron con sus carretas, ...para muchos es sólo un deporte, una forma de estar en forma, bajar minutos y posición en la carrera, como cualquier otra ciencia, ...para otros, cada nuevo latido que no cesa, cada brizna de hierba en las
piernas, cada bocanada de aire que las copas liberan, cada viejo refugio derruido por la tormenta, es tiempo detenido que merece la pena, es un premio al esfuerzo, milagrosa experiencia.













jueves, 24 de mayo de 2012

Heridas consentidas.




Escuecen las heridas del verbo,
que lenguas con filo escupen,
rasgando a su paso la carne,
y la inocencia de mis ojos,
dejando angostas brechas
de agallas sedientas de recibir,
la lluvia de lágrimas temblantes,
suspendidas como fetos en salinidad,
sin forma, ni recuerdo
del motivo por el que llorar.

Resbalan mejor las mentiras,
untadas con brillante vaselina,
que acomodan la mente y retina,
sobre las ruedas de una cómoda silla,
pensamientos planos como la pantalla,
que a su voluntad mecen y moldean,
y tras una más que discutible batalla,
te brinda la muerte que mereces,
resumiendo todo tu esfuerzo,
en la punta de un dedo obeso,
que mordido por un pez muerto,
sin pensamiento ni capacidad,
desciende a una fosa abisal,
que acumula restos de progreso,
desperdicios de bienestar,
y te arrebató sin preguntar el brillo,
y las páginas de miles de libros,
que hablaban de varias maneras,
de tener alguna posibilidad.






jueves, 17 de mayo de 2012

Mar y montaña




… y todavía flotaba entre la hierba los recuerdos de aquel intenso aroma a sexo que la diosa cuando entraba en celo expandía con lasciva fiereza, codiciando alguna nueva presa, más allá del típico curtido grumete de piel yodada, preferiblemente, algún iluso aprendiz a poeta, o un exiliado del calendario que utilizara la cerveza, como alegre cura de la excesiva temperatura ejercida por el sol sobre su sangre espesa, o mejor, si ser pudiera, algún despistado ciclista que por allí pasara con su cámara de fotos apuntando al seductor oleaje, pedaleando el peligroso filo de ocultas intenciones de ser revolcado por los turbios fondos de arena, amarrado a un lecho de algas, empujado contra las rocas hasta ser poseído miles de veces por una fuerza, que similar a la de las corrientes que pastorean enormes bancos de peces hacia otros continentes, le extrajeran la esencia de aquel sentimiento tan humano como extraño, de prender en el fondo del mar cálidas hogueras, para finalmente posarlo inerte tras la engañosa quimera, exhausto, a la deriva, sobre una silenciosa mañana que llora el baldío beso que hubiera insuflado brillo sobre sus ojos color brea.

lunes, 7 de mayo de 2012

Azahar.





Un día, me acostumbraré a llenar,
mis pulmones de azahar,
camino del trabajo,
a pedalear con suavidad,
el callado despertar,
de millones de naranjos.

Un día, dejaré de apreciar,
la belleza que jurará,
haberme visto muerto.