martes, 13 de noviembre de 2012

Posesiones, dominios, imperios.



¿Te conformas con un piso, 
de 200 metros, garaje y trastero, 
piscina compartida 

que se oxida en invierno, 

en zona privilegiada con vistas 

a columpios y vallas de setos?








Mis dominios van mucho más lejos,
allá donde me llevan mis piernas,
traspasan bloques de hormigón y cemento,
a lomos de versos y pensamientos,
que disfruto y poseo por un momento,
los envuelvo en papel recuerdo,
y los guardo en un lugar secreto,
que no admite tasas ni impuestos,
metales preciosos u ofertas,
y será allí desde donde algún día negocie,
con la implacable agencia de viajes,
poder llevarme mis riquezas,
alegando no tener peso.





... y volví a sentir latir un sólo corazón,
sobre un complicado imperio,
permití saliera mi emoción,
y refrescara su cautiverio.













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